viernes, 25 de junio de 2010

Bicentenario de vida

Doscientos años de historia marcó el calendario y las banderas renacieron en las calles en la previa al mundial. Los sentimientos patrios afloraron en el aniversario de la Revolución de Mayo, el mundo observó los desfiles y eventos de nuestro país.

El bicentenario se festejó en cada rincón del país y decenas de artistas se subieron al escenario de Anestesia para compartir un día de celebración con empanadas, folklore, tango, teatro y baile. Todos unidos por una misma causa: el festejo por compartir, integrar, ayudar y colaborar.

Desde Anestesia, elegimos celebrar los doscientos años con un festival de la música popular, a beneficio de Volver a la vida, una fundación sin fines de lucro que trabaja en pos de la rehabilitación de jóvenes y adultos con diferentes adicciones que van desde el consumo de drogas hasta el alcohol. Roberto Acosta, es Operador terapéutico y trabaja en la asociación ayudando a decenas de personas que luchan por cambiar su vida. En una entrevista, nos contó más acerca de Volver a la vida.

-¿En que consiste “Volver a la vida”?
-Es una asociación que trabaja con chicos que tienen problemas con las drogas. Tenemos una granja en Virrey del Pino (Arengreen 2110) y otra en González Catán (Matorras 545) ambas de internación voluntaria. Trabajamos sobre qué es lo que los lleva a consumir, porque el tema de la droga viene desde la niñez, la pre adolescencia, por problemas en la familia, la falta de diálogo y comunicación.

-¿Cómo es el tratamiento?
-Los chicos hacen diferentes tareas, mantienen el orden de la casa, para tener la mente ocupada y no pensar en la droga, también hay actividades recreativas, tenemos una granja con animales y se encargan de la limpieza del área. Además, hacemos grupos terapéuticos y charlas de contención con psicólogos que es lo más importante.

-¿Cuál es tu tarea en la fundación?
-Estoy trabajando y colaboro al mismo tiempo aplicando lo que a mi me enseñaron, yo también hice la internación. Ahora estoy en otra etapa. A mi me sirvió, me abrió mucho las puertas, me permitió conocer gente sana, gente nueva…

-¿Por qué los chicos recurren a las drogas?
-Porque tienen angustia, sienten un vacío y lo quieren llenar con la droga para olvidarse de los problemas y no afrontar la realidad. Pero yo creo que la sociedad también está enferma, aunque no se drogue. La sociedad es consumista y está enferma, con actitudes…

En el marco del festival, los chicos de Volver a la vida interpretaron una obra de teatro donde narraron de manera cruda situaciones de la vida cotidiana que los llevaron a ellos mismos al camino de la drogadicción. Más de treinta artistas participaron del evento que tuvo como entrada un alimento no perecedero para colaborar con la fundación.

Néstor Roldán abrió la jornada con el tango “Pasional” y “La última curda” para dar paso a Irma Morena con “Mi Buenos Aires querido”. Siguieron los Hijos del monte y el gauchito Santiago Torres que con tan solo 10 años cautivó con su acordeón al ritmo del chamamé. La familia Chamarro le puso música a un poema de Atahualpa Yupanqui y también interpretó “Ojos de cielo” de Víctor Heredia.

Entre cada bloque la gente bailó chacareras con pañuelos blancos y celestes en Anestesia. El grupo Los Turay representó un cuadro norteño con la salamanca de protagonista y el camino hacia la liberación con trece bailarines en escena, dirigidos por Darío Abranovich.

Consagrado en Cosquín, Daniel Argañaraz y su banda hicieron bailar al público entre sapucay, zamba y chamamé. Rocío Ledesma, de doce años, presentó su primer disco “El vuelo” y Estela Doval interpretó el tango “Sur” con sus brillos y potente voz.

La ovación del día se la llevó el dúo Raíces de guitarras protagonizado por Miguel y Eduardo. Sus guitarras dejaron sin habla a todos los presentes que aplaudieron a padre e hijo con toda la fuerza.

Matías Franco y Carlos Zapata, interpretaron “Kilómetro 11” y Natalia Lencina cerró el telón a pura chacarera. La lluvia estuvo presente durante toda la jornada pero la gente disfrutó del día en Anestesia a puro ritmo entre zamba, chamamé, chacareras, tango y empanadas caseras.

Una manera diferente de festejar los doscientos años de nuestro país, un pequeño granito de arena para colaborar con el esfuerzo diario de decenas de jóvenes que quieren cambiar su rumbo y eligen volver a la vida. El bicentenario pasó por Anestesia con mucho folklore y solidaridad.

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